Leucemia Meloide Crónica
La leucemia mieloide crónica es un enfermedad tumoral hematológica maligna que se adquiere por un defecto genético en la célula madre multipotencial hematopoyética.
Es necesario diferenciar el tratamiento de la Fase Crónica del de la Fase Acelerada o el de la Fase Blástica.
El tratamiento clásico ha sido la quimioterapia, basada en fármacos alquilantes como el Busulfán.
La inmunoterapia con Interferón alfa es otro tipo de tratamiento utilizado desde los años 80. Se administra en forma de inyecciones subcutáneas. El Interferón alfa es mejor que la quimioterapia con Busulfán ó Hidroxiurea, consiguiendo un mayor número de remisiones completas en la analítica (alrededor de un 70%)y también citogenéticas (variable según grupos, pero oscila en torno al 30%). La supervivencia a los cinco años con este tratamiento se sitúa en torno al 50%.
Los efectos secundarios son frecuentes, tienen síntomas semejantes a los de una gripe, con fiebre, escalofríos, dolores musculares y cansancio.
Solamente pacientes seleccionados, con donante compatible, se someten a transplante de médula ósea alogénico. más información (manual de la fundación leucemia y linfoma)
En los últimos años se ha descubierto un fármaco que actúa de forma dirigida a las células tumorales, en concreto contra las proteínas producidas por el trastorno genético que caracteriza a la LMC: proteína BRC-ABL resultante de la translocación de los cromosomas 9 y 22.
Este fármaco tiene una acción inhibitoria de la proteína tirosin kinasa BCR-ABL. Se llama Imatinib Mesilato (Glivec), y ha supuesto una autentica revolución en el tratamiento de esta enfermedad, y en general un nuevo concepto de tratamiento para los tumores malignos.
El Imatinib Mesilato es el paradigma de las nuevas dianas moleculares, es decir, fármacos que actuan específicamente sobre los mecanismos moleculares en los que se origina la enfermedad, en este caso LMC.
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El Imatinib se ha convertido en el tratamiento de elección de los pacientes. Se administra por vía oral a dosis 400mg/dl. Puede administrarse en pacientes previamente tratados con Interferón alfa, consiguiéndose en ellos un 96% de remisiones completas y un 68% de remisiones citogenéticas y un 40% de remisiones moleculares.
En pacientes no tratados previamente el Imatinib también parece conseguir mejores resultados que el tratamiento con Inmunoterapia y quimioterapia, y de una forma rápida, en 1 ó 2 semanas. En ellos las posibilidades de remisión citogenética se eleva al 75%., con porcentajes de respuesta completa molecular en torno al 40 %.
Los efectos secundarios más frecuentes del Imatinib son náuseas, calambres musculares, retención de líquidos, especialmente la aparición de edema periorbitario, diarrea, dolores músculo-esqueléticos, cansancio y aparición de erupción cutánea, así como reducción de las células de la sangre, lo que se conoce como toxicidad hematológica.
Tratamiento de la fase Acelerada:
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